Hoy el hambre ha sido lento como el vestido de mi mamá.
En mi barrio hay cerezos de hierro
en la placita donde nadie amó.
Llega el olor y me hiela los pies.
Nunca me he perdonado el vértigo.
Y vos aquí, en esta línea,
y en esta,
y en esta
y aquí.
Qué descanso el poema, que sí se deja escribir.
Qué descanso el poema que se deja escribir.
Comments